En 1857 la apertura del puerto de Hopkins marcó un hito en el comercio internacional de Rosario.
En este punto se emplazó el primer muelle de la ciudad, el puerto de Hopkins, que comenzó a funcionar en 1857 y fue destruido por una crecida apenas tres años después. La reconstrucción pasó a manos de Aaron Castellanos, quien se sumó así a la progresiva instalación de muelles públicos y privados sobre estas costas.
Eran precarias construcciones de madera donde centenares de estibadores hombreaban bolsas de hasta 100 kilos sobre superficies cubiertas de barro o planchones que provocaban accidentes muchas veces fatales.
La construcción del gran puerto, a principios del siglo XX, sepultaría aquellas historias bajo los pisos adoquinados, vías férreas y depósitos que aún pueden observarse hoy.
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